miércoles, 17 de octubre de 2018

Carta para Olimpia Nº10

Dios, Antillanca y los Ángeles muestran el inicio del sendero al caminante


por Luis Hernán Cornejo Montes (nano)

Era el año 1979 o 1980 cuando ya mi mente estaba menos en la Universidad, comenzaba a abrirse ante mí el desafío de la familia. El profesor se dirigió a nosotros y habló : deberán hacer la práctica en Viña del Mar, en el Gimnasio del Sporting, con unos niños de básica mediante un convenio de la Universidad con Digeder. El lugar era muy especial, totalmente natural, donde corren los mejores pingos del país y está abierto al público… hacia el interior de la pista de carreras hay innumerables canchas de fútbol extensos pastizales bien mantenidos donde los niños familias y estudiantes, realizan agradables tardes recreativas incluso, con asados y esas cosas. A un costado hacia la calle 1 Norte estaba el Gimnasio, una mole bastante bien mantenida.

Debía presentarme un día martes a las 15:00 Horas para “Tomar” a los Angelitos… Eran niños vulnerables del entorno, bajaban de los cerros cercanos “Forestal”, “Villa Dulce”, ”Miraflores Alto”, entre 9 y 10 años muy inquietos, de aspecto delgado saludable, con vestimentas simples de esas que se compran en la ferias o en la calles. Un aspecto positivo , eran muy entusiastas y mantenían un respeto relativo frente al novel profesor… a medida que avanzábamos, recibíamos dos veces a la semana, la presencia del profesor supervisor observando todo mi proceder que al principio me puso muy nervioso, con el paso de las sesiones se hizo más llevadero hasta el punto de hacerse invisible su presencia.

Los ángeles fueron avanzando en las lecciones de básquetbol y llegaron a tener cierto dominio de las habilidades, no faltaban a las clases pero si existía un detalle ,uno de ellos Antillanca llegaba siempre atrasado, lo que provocaba en mí cierta incomodidad, era un niño pequeño un poco fornido de caminar y correr seguro, y como esto se repetía un día cualquiera lo abordé en un lugar reservado y le dije “Antillanca yo necesito hablar con Usted” a lo que él respondió “ yo también profesor”, bueno dije hable usted primero … profesor mis padres trabajan los dos, se van muy temprano al trabajo en la mañana por lo tanto yo debo levantar a mis dos hermanos pequeños darles desayuno y luego llevarlos a la escuela … al mediodía cuando yo salgo de la escuela debo ir a buscar a mis hermanos, llevarlos a la casa donde les sirvo su almuerzo que deja preparado mi madre en la noche … luego de eso debo realizar el aseo de la casa … a veces me siento en el sillón y me quedo dormido … por eso me atraso en llegar … usted que quería decirme ?.. Bueno la verdad es que lo olvidé , vaya a jugar con sus compañeros Antillanca.

Los días pasaron, la primavera nos acompañó Octubre y Noviembre los niños corrían tras el balón y la vida acariciaba a esos ángeles pequeños entregándoles la felicidad de jugar y tener alguien que se preocupara de ellos, al menos dos veces a la semana con momentos que eran sin duda muy intensos … hasta que llegó el momento de terminar nuestro trabajo, por esos días otro alumno en práctica también trabajaba con un grupo de alumnos que eran notoriamente mayores que los míos y me planteó la idea de jugar un partido amistoso entre los dos grupos como camaradería a lo yo me opuse, puesto que los otros eran muy grandes y podía ocurrir que los ángeles resultaran incomodados por el resultado que podría llegar a ser abultado.

Una vez en el camarín los ángeles me abordaron “profesor juguemos”, “profesor si lo haremos bien… ya aprendimos”, “ellos son grandes pero malos “, “por favor… “… Está bien, pero debe quedar muy claro que solo es un encuentro de amistad y el resultado no debería ser tema, por favor que quede muy claro. Dentro de mí los temores eran terroríficos los ángeles eran muy pequeños, ya había dicho que si … no había nada que hacer solo prepararlos para la derrota y consolarlos.

Comenzó el partido, se notó desde un comienzo la diferencia física de los grandes, dominaban las acciones deportivas jugaban mejor que los angelitos, pero en una jugada genial Antillanca se mueve muy rápido y convierte, los ángeles ganaban 2 por 0, el equipo grande se sintió tocado, los ángeles comenzaron a correr y a recuperar balones yo comienzo a gritar, “entregue el balón”, “juegue con sus compañeros”, “corran”, ”bajen”, “suban”, “vamos adelante … lance”, nuevamente los ángeles debajo del aro lanzan y convierten 4 por 0, viene el descanso yo transformado ya, no era el entrenador que esperaba la derrota, los alentaba a cuidar el resultado a luchar por lo conseguido y ellos estaban inspirados, lo único que querían era que continuara el partido para terminar de someterlos. Ultimo tiempo y los ángeles juegan como ellos mismos y terminan ganando 6 por 0. Cuando nos fuimos al camarín iban felices, “profe no le decíamos que eran malos “,” profe sabíamos que ganaríamos” … Antillanca era el único sereno, se desprendió de su camiseta, se cambió sin decir una palabra… Antillanca ya era un ganador… Le ganaba todos los días a la vida.

Los hice callar para que me escucharan y les hablé… Pensé que venía enseñarles y me llevo la sorpresa que ustedes me enseñan a mí … gracias por eso … he aprendido con ustedes que no existe nada imposible… y que si en la vida ustedes llevan ese predicamento y yo también, no nos puede ir mal … en ese momento alguien golpeó la puerta …. Eran nuestros contendores querían la revancha…. Antillanca y yo dijimos no!… el gusto que tenemos debe durar para siempre…
Después continué… ahora debemos separarnos, mi trabajo con ustedes terminó, escuché un murmullo, vi unos ojos húmedos de lágrimas… hablaron esos ojos… por qué tiene que ser así… Seguí hablando… nunca los olvidaré! estarán siempre conmigo! los llevaré conmigo hasta que muera…!

Pasaron muchos años mis hijos ya tenían los años que tenían los ángeles cuando los conocí… viajaba en un microbús por el centro de Viña del Mar… al pasar por un paradero observé el rostro de un joven de unos 20 años que me trajo recuerdos, me bajé rápido y corrí al paradero donde ví al muchacho, lo tomé del brazo y pregunté Antillanca,?.. Lo siento está equivocado no soy esa persona… disculpe lo confundí… me fui caminando en el atardecer por la calle llena de hojas, las luces se habían encendido y la tenue luz natural que quedaba, jugaba con las luces artificiales en perfecta concordancia… subí el cuello de mi chaqueta y con la manos en los bolsillos mientras caminaba… pensé… si esos ángeles tienen el temple con el que los conocí, sin duda están bien… en cualquier lugar…

Cuando iniciaba mi carrera unos mocosos me enseñaron el camino por donde debía transitar… Tomé ese camino hasta hoy… he tratado de estar a la altura de ese inmenso desafío, estoy por llegar al final del sendero y cuando miro hacia atrás veo a los ángeles con Antillanca agradecidos con una sonrisa en sus rostros… y también alguna lágrima…
He trabajado todos estos años con ángeles con comprensión, afecto y respeto hacia ellos… sin Olimpia no podría haberlo hecho…. Gracias…